martes, 29 de marzo de 2016

PUNTO CIEGO?¡?¡?¡?¡?¡?¡


Viajemos hasta el año 1668. Por aquel entonces, el filósofo y matemático francés Edme Mariottedescubrió algo totalmente inesperado, por primera vez en la historia, relativo a nuestros ojos. Concretamente algo que tenía que ver con nuestra retina.

Lo que descubrió Mariotte es que hay una parte de tamaño considerable de nuestra retina que no tiene células fotorreceptoras, es decir, está ciega. Este descubriendo resultaba particularmente traumático, porque si al mirar nadie de nosotros ve un punto ciego, como borrado, ¿entonces qué ocurría? ¿Tal vez nuestra mente rellena ese vacío de pura imaginación? ¿No vemos realmente lo que existe?
En estas lucubraciones quedó entregado Mariotte, pues era la primera evidencia que se tenía de que, en efecto, en nuestra visión hay un “punto ciego". Para demostrarlo basta con cerrar el ojo izquierda y mantener el derecho fijo en el signo más de la ilustración que viene a continuación
Puntociego



 Y Mariotte fue el primero en darse cuenta, tal y como explica el neurocientífico David Eagleman en su libro  Incógnito:
No percibimos lo que hay a nuestro alrededor, sino lo que nuestro cerebro reconstruye para nosotros. Cuando el punto negro coincide con nuestro punto ciego, en su lugar no percibimos un agujero de blancura o negrura, lo que ocurre es que el cerebro se inventa un dibujo de fondo. El cerebro, al no recibir información de ese lugar concreto del espacio visual, lo rellena con lo que lo rodea.





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